Top 10 de Baviera: las mejores porciones del viejo reino
Los pueblos más bonitos de Baviera
Siempre tan peculiar, tan independiente, tan soleada y tan contrastada. Baviera es la región más reconocible de Alemania, la que quizás tenga más de diferente en este país de ríos gordos y metrópolis industriales pero guapas. Pero hoy toca hablar de sus pueblos, de las pequeñas joyas, de localidades que, soñando ser ciudades, se maquillaron más de la cuenta. Por eso, el resultado deriva en adjetivos y apelativos del estilo “cuento de hadas” o “de ensueño”. Y estas son las 10 perlas mejor cultivadas donde comprobar que no les sobran las hipérboles.
Top 10 de Baviera: las mejores porciones del viejo reino
Los pueblos más bonitos de Baviera
Siempre tan peculiar, tan independiente, tan soleada y tan contrastada. Baviera es la región más reconocible de Alemania, la que quizás tenga más de diferente en este país de ríos gordos y metrópolis industriales pero guapas. Pero hoy toca hablar de sus pueblos, de las pequeñas joyas, de localidades que, soñando ser ciudades, se maquillaron más de la cuenta. Por eso, el resultado deriva en adjetivos y apelativos del estilo “cuento de hadas” o “de ensueño”. Y estas son las 10 perlas mejor cultivadas donde comprobar que no les sobran las hipérboles.
Top 10 de Baviera: las mejores porciones del viejo reino
Los pueblos más bonitos de Baviera
Siempre tan peculiar, tan independiente, tan soleada y tan contrastada. Baviera es la región más reconocible de Alemania, la que quizás tenga más de diferente en este país de ríos gordos y metrópolis industriales pero guapas. Pero hoy toca hablar de sus pueblos, de las pequeñas joyas, de localidades que, soñando ser ciudades, se maquillaron más de la cuenta. Por eso, el resultado deriva en adjetivos y apelativos del estilo “cuento de hadas” o “de ensueño”. Y estas son las 10 perlas mejor cultivadas donde comprobar que no les sobran las hipérboles.
Oberammergau
Aunque es muy difícil no atragantarse ante este despliegue de sílabas pronunciadas como un estornudo (¡¡Obamagggau!!), Oberammergau merece que se obvie su nombre y se disfrute de su idilio con los Alpes. No se sabe muy bien por qué, pero sus habitantes decidieron exhibir sus ramalazos artísticos en las fachadas de sus casas, haciendo de estas auténticas obras de artes de colores vivos, en claro contraste con las tonalidades naturales frías de sus alrededores. No hay una ruta fijada para no perderse ninguno de estos cuadros con puertas y ventanas, por eso lo mejor es patear y asombrarse entre el debate de “oh, qué curioso” y el “pues yo no viviría ahí”. Ah, y esa mole en forma de teatro que preside su plaza central se debe a la famosa representación de la Pasión de Cristo que ha colocado a Oberammergau en el listado de peregrinaciones contemporáneas.
Nördlingen
Ojo, que ser la única población fortificada cuya muralla se puede circunvalar completamente de toda Alemania es tiene su mérito. Cuando el visitante se cansa de mirar tanto sus muros defensivos, se llega a las puertas y a las torres llamativas que monopolizan su skyline. Un presumible anticipo de un show medieval rural. Y sin embargo, el Nördlinger intramuros pasa de homenajear a la época de caballeros y princesas para presentarse como una ciudad burguesa amante de las mansiones renacentistas y barrocas. Bonito contraste y grata sorpresa.
Murnau
Esta población alegre, pegada al lago Staffelsee, es mucho más que un pueblo ribereño risueño y simpaticón. Además, el hecho de que esté prácticamente reconstruida tras un incendio en el siglo XIX podría sacarla de cualquier ranking. Pero de repente aparece la sombra del Jinete Azul y todo cambia. Porque esta es la población fetiche para los primeros expresionistas alemanes, que la recrearon en diferentes cuadros. Y con muchísima razón, ya que los colores de sus casas y la luz de un sol que se cuela entre las montañas y se refleja en el lago invita a meterse dentro de algunas de las obras de Kandinsky o Münter.
Altötting
Altötting se ha ganado el corazón de los bávaros gracias a una talla milagrosa situada en la Capilla de la Gracia (Gnadenkapelle). Y alrededor de este imán para la religión, poco a poco se fue levantando un pueblo acorde con su potencial: barroco, monumental y diseñado para acoger a masas, de ahí sus grandes praderas. Pero a esta artificialidad hay que sumarle la vida que respira este municipio autosuficiente y otras anécdotas como es conocer dónde se encuentra enterrado el corazón de Luis II, el Rey loco.
Mittenwald
Mittenwald se levanta entre los límites naturales de los Alpes, donde ya no se puede construir un pueblo, y la eterna Baviera que se contempla a sus pies. Pero lo que podría ser un caramelito para un urbanismo sobrio y pragmático es un lugar de bellas construcciones que ejemplifican la sensibilidad artística de sus habitantes. No en vano, Mittenwald es conocida en todo el mundo por ser una de las grandes 'fábricas' de instrumentos de cuerda (no dejen de visitar el Geigenbaumuseum). Pero volviendo al callejeo, la Lüftmarelei y la iglesia de San Pedro y San Pablo se acaban erigiendo como los puntos claves.
Lindau
Lindau es como si el creador de las Supernenas decidiera diseñar un pueblo. Más bonito, hermoso y radiante no puede ser. Lo tiene todo para ganarse cualquier corazón, por duro que sea. Es una isla en el Lago Constanza, no tiene una calle recta y encima tiene un puerto de los que alertan a la vez que embellecen, flanqueado por un gran faro y un león que pone las cosas claras: usted está entrando en Baviera. Lindau es, sobre todo, verano. Terrazas, Biergartens y veleros que zarpan hacia el lago más grande de Alemania. Pero también es cultura, con un pedazo de ayuntamiento de fachada policromada y un monasterio origen del actual municipio.
Dinkelsbühl
¿Quieres grabar una película basada en el imaginario romántico de cuentos como los de los Hermanos Grimm? No te preocupes, Dinkelsbühl es su lugar. Este magnífico escenario es realmente un pueblo que no crece más porque sus murallas se lo impiden. Pero eso no es óbice para que tenga su catedral del Siglo XV (en ese estilo alemán que siempre sorprende), el castillo y sede de la mítica Orden Teutónica y miles de rinconcitos inalterables por el tiempo ni por los motores de los cochazos que ruedan por la ciudad. Como curiosidad moderna, aquí está el museo de la tercera dimensión lleno de hologramas e ilusiones ópticas que predecedieron a Avatar.
Rothenburg ob der Tauber
Estamos ante el pueblo bávaro de manual. El bonito por excelencia, el más postalero y probablemente el más visitado de todos. Su icono, la fotografía que se hace en la Spitalgasse, con las fachadas de colores y las torres-vivienda que convierten a las calles en pasadizos. Rothenburg repite la fórmula del éxito en Baviera: una apariencia exterior medieval y pedregosa con un casco histórico mucho más alegre, rococó y delicado. Su ayuntamiento invita a las celebraciones de bodas civiles mientras que la antigua cervecería es un homenaje arquitectónico a la birra como solo ella se merece.
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